Psicoterapia

Las mujeres tenemos necesidades y sufrimos dificultades específicas por el hecho de ser mujeres. También tenemos cualidades y herramientas específicas para afrontar esas dificultades que pueden ir surgiendo a lo largo de nuestro ciclo vital.

Cada etapa vital presenta dificultades inherentes a esa etapa en concreto, pero también viene acompañada del potencial para afrontar cada dificultad con éxito y aprovecharla para crecer emocionalmente. Por ejemplo, durante la adolescencia es habitual sentir inseguridad en la relación con las amigas, los estudios o las primeras relaciones de pareja, pero también es una etapa de mucha energía, creatividad i ganas de crecer en todos los sentidos.

Durante el resto de etapas vitales, tenemos que afrontar otros retos que nos ayudarán a desarrollar otras habilidades. En general, las mujeres tenemos más capacidad de conectar con las propias emociones, somos más empáticas y solidarias, y tenemos mayores habilidades comunicativas.

También tenemos más facilidad para pedir y recibir ayuda, y a veces tenemos que hacerlo si la situación que estamos viviendo llega a desbordarnos. En momentos como éste es cuando aconsejo pedir ayuda terapéutica a una psicóloga especializada en mujer.

Tengo formación en diferentes modelos de psicoterapia, pero la Psicología Humanista es el modelo que me hace sentir más cómoda y desde el cual trabajo.

Este modelo defiende que todas las personas tienen en su interior la capacidad de crecer y desarrollar sus vidas sean cuáles sean los retos que se encuentren por el camino.

Desde el Modelo Humanista hacemos un acompañamiento cálido y empático, ayudando a la persona a encontrar las capacidades y potencialidades que le ayudarán a superar sus retos vitales y a avanzar en su crecimiento personal.

Por mi formación en las psicoterapias Cognitivo-Conductual, Sistémica y Humanista, conozco una amplia gama de técnicas de intervención psicoterapéutica. Esto me permite aprovechar lo mejor de cada modelo para adaptarme a la persona y su situación, aplicando en cada momento la técnica más adecuada.

Siempre con una visión humanista, es decir, con transparencia, empatía y aceptación incondicional.